sábado, 27 de agosto de 2011

Evaluación de las competencias

En el libro Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista, Firda Díaz-Barriga y Gerardo Hernández abarcan el concepto de competencia.

Ellos afirman que “la competencia se concibe como una prescripción abierta que implica la capacidad de afrontar una situación compleja, con la intervención de varios saberes (…) Implica además una acción responsable y autorregulada es decir consciente, ejecutada con todo conocimiento de causa, por lo que involucra un saber ser” (p. 16)

Además citan a Jonnaert (2002) para quien las características básicas del concepto de competencia son las siguientes:

1.                  Una competencia se construye (no se “transmite”)
2.                  Está situada en contextos y situaciones pertinentes en relación con las prácticas sociales establecidas (no puede plantearse descontextualizada)
3.                  Requiere una práctica reflexiva
4.                  Es temporalmente viable (no está definida de una vez por todas)

Debido a que las competencias hacen referencia a lo que los estudiantes saben hacer, se afirma en este texto que:

La evaluación de dicho conocimiento tomará como base la ratificación, mediante evidencias, de los resultados y del nivel de desempeño alcanzado; dichos resultados se fundamentarán en los estándares de competencia. Su meta debe ser la adquisición de capacidades situadas de orden superior, relevantes para el desarrollo de la persona y para su participación social o profesional. (p. 48)

Para la evaluación de las competencias se sugiere considerar los dos siguientes aspectos (p. 370):

1.                  Es necesario evaluarlas en el plano de la acción
2.                  Se requiere el planteamiento de situaciones evaluativas auténticas y realistas.

Las actividades que deben considerarse para hacer esta evaluación, según estos autores (p. 371), son:

1.                  Definir el modo en que la situación problema será planteada al alumno.
2.                  Proponer actividades que sean abiertas.
3.                  Plantear situaciones que permitan evaluar la competencia en sus diversos grados de expresión y cumplimiento.
4.                  Proyectar situaciones ligeramente diferentes a las utilizadas en las situaciones didácticas.
5.                  Proponer actividades que permitan identificar en qué grado domina el estudiante cada componente que constituye la evidencia.

Algunos instrumentos sugeridos para realizar esta evaluación son las rúbricas y los portafolios, los análisis de casos y los proyectos.
La referencia del texto para profundizar sobre este y otros aspectos es la siguiente:
Díaz-Barriga, F. y Hernández, G. (2010). Estrategias docentes para un
aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. Tercera edición. México: Mc Graw Hill Educación.

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